Whatsapp: fake news en tiempos de campaña electoral

Entre las plataformas más utilizadas para la difusión de información figura Whatsapp, que en otros países tiene antecentes en el uso de las fake news durante campañas electorales. ¿Cómo se preparan los argentinos para esta invasión? Lo contamos en una encuesta exclusiva que fue reflejada por el diario Clarín.

Hace poco menos de un año, para darle cariz millennial a la pelea con su hermano Alberto, Adolfo Rodríguez Saá decidió lanzar su candidatura a gobernador por WhatsApp. A mediados de mayo, todos los celulares con característica de San Luis recibieron un mensaje: «Hola, te habla el Adolfo. Quería contarte que soy precandidato a gobernador». La jugada del mayor de los Rodríguez Saá, confeso admirador del consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, anticipó el costado más tradicional que tendrá la campaña en la red de mensajería telefónica. Pero se descuenta que, como en Brasil, también expandirá su lado B, con noticias falsas para embarrar a los rivales. ¿Cómo se preparan los argentinos para esa invasión? ¿Saben detectar noticias falsas? ¿Qué hacen cuando les llegan estas fake news? ¿Pueden cambiar su voto por la información que les llega por esta vía? Un estudio reciente anticipa un panorama.

El trabajo es de la consultora Solo Comunicación. Creada en 2016, trabaja para clientes privados y hace mediciones para gobiernos locales. También realiza estudios propios para difundir en los medios, como en esta oportunidad. Se trata de un relevamiento de 1.180 casos que se hizo en febrero, en mayores de 15 del AMBA (Ciudad de Buenos Aires y Conurbano). El trabajo se presenta con un margen de error de +/- 2,8%.

Según explican en la consultora, «en 2015 todas las fuerzas políticas ya sabían que tenían que tener una estrategia específica para las redes sociales, en general; y para Facebook en particular. Hoy la obsesión pasa por intervenir la circulación de mensajes e información en WhatsApp; una de las redes de mayor uso en la Argentina. Puede ser una plataforma con un protagonismo inédito hasta ahora en una campaña electoral».

«El principal medio de acceso a la información de noticias de actualidad sigue siendo la TV con el 45% de las menciones. La lectura de diarios (23%) y la escucha de radios (19%) se ubican luego», arranca la síntesis del informe. Facebook (7%), Twitter (3%) y WhatsApp (1%) están relegadas aún como fuente de acceso, pero «Facebook (28%) y WhatsApp (23%) son las dos principales plataformas utilizadas para compartir esas noticias de actualidad«.

Algunas conclusiones del estudio:

 

  • «El 76% de los entrevistados considera que en mayor o menor medida en WhatsApp circulan noticias falsas».
  • «Entre quienes comparten información por Facebook se destacan significativamente las mujeres así como las personas que se manifiestan adherentes al kirchnerismo. El WhatsApp, en cambio, se destaca entre quienes se manifiestan cercanos al peronismo y radicalismo; al tiempo que dicho uso crece a medida que aumenta la edad de los entrevistados. Cabe destacar el uso de Instagram como plataforma para compartir información entre los menores de 30 años».
  • «El 56% de los entrevistados manifiesta chequear la veracidad de la información de actualidad que recibe por WhatsApp. Dicho comportamiento crece significativamente a medida que desciende la edad de los entrevistados, aumenta el nivel educativo y el nivel económico social de los entrevistados».

  • «Un 21% de los entrevistados manifiesta haber compartido información de la que luego se enteró de su falsedad. Se destaca en entrevistados mayores de 60 años».
  • «Ante la recepción por WhatsApp de una noticia enviada por un contacto en la que un candidato al que votaría lo desilusionara, una mayoría del 71% manifiesta chequear la información y luego decidir qué hacer con su voto. Sin embargo, un 10% manifiesta cambiar directamente su voto sin chequeo previo de dicha información«.

Esta última percepción quedó corroborada en la campaña brasileña. Según The New York Times, un análisis de 100.000 imágenes de WhatsApp que se viralizaron allí brasileña reveló que más de la mitad contenía información engañosa o directamente falsa.

 

Leé la nota publicada en el diario Clarín:

https://www.clarin.com/politica/alerta-campana-70-cree-noticias-llegan-whatsapp-pueden-falsas_0_nIBA7nOPL.html

 

Sondeo de opinión: ¿En manos de quién deberían estar las empresas de servicios públicos?

En pleno año electoral, SOLO realizó un sondeo de opinión pública para conocer qué piensan los ciudadanos y ciudadanos de CABA y GBA sobre el manejo de los servicios públicos.

El 63% considera que el manejo de las empresas de servicios públicos deberían volver a ser administradas por el Estado. En contraposición, un 28% considera que deberían continuar en manos privadas como hasta ahora.

En resumen, por cada persona que considera que deben permanecer en manos privadas hay 2,25 personas que consideran que deberían volver al Estado.

La opinión mayoritaria de quienes consideran que las empresas de servicios públicos deberían volver a manos del Estado se destaca en los residentes del Conurbano de la Provincia; al tiempo que aumenta a medida que desciende la edad de los entrevistados y a medida que disminuye el nivel económico social. La opinión de que las empresas deben permanecer en manos privadas, en contraposición, crece a medida que aumenta el nivel económico social de los entrevistados y se destaca significativamente entre quienes se reconocen adherentes de Cambiemos.

¿Por qué vemos lo que vemos en las redes sociales?

La pregunta da vueltas y vueltas desde hace tiempo, o desde siempre desde la existencia de las redes sociales: ¿por qué vemos lo que vemos?

La respuesta tiende a ir hacia una palabra: algoritmo. Un esbozo de explicación dirige hacia una fórmula o un conjunto de fórmulas que ordena parámetros y define qué mostrarle a cada persona. Los desarrolladores de cada red mantienen esas fórmulas en secreto, y ese secreto va mutando: el algoritmo de ayer no es el mismo de hoy, y tampoco será el de mañana. Incluso, desde hace años apelan a recursos de inteligencia artificial para ir adaptándose a lo que -dicen- la gente quiere ver. Porque en el fondo, las redes sociales son eso: un punto de encuentro que, en general, se retroalimenta siempre de lo mismo. Lo que queremos. Lo que buscamos. Lo que (parece que) somos.

En septiembre de este año, Twitter anunció cambios en la visualización del timeline, con una nueva configuración para quienes desearan incorporarla (y por estos días, empezó una prueba con algunos usuarios para mejorar la aplicación de estos cambios). Bajo el título “no te pierdas nunca los tweets importantes de la gente que sigues”, la red prometía ubicar en los lugares más visibles del feed “los tweets que más te pueden interesar”. ¿Y cómo sabe Twitter lo que más te puede interesar?

*Inserte aquí emoji de duda*

A falta de algoritmo, buenas son las pruebas. Es momento de hacer un ejercicio: entremos a alguna de nuestras redes sociales, vayamos a ver a qué usuarios seguimos (no nuestros seguidores: nuestros “seguidos”), repasemos los nombres; algunos tendrán decenas, la mayoría cientas o miles de personas; ¿a cuántos de esos “amigos” vemos cotidianamente en nuestras redes? ¿quiénes aparecen regularmente en el feed, en el timeline? Serán pocos, seguro. Ahora empieza, pues, la segunda parte del ejercicio: seleccionar uno de los olvidados, uno de esos amigos que nunca vemos, que incluso nos sorprendió encontrarlo. Entremos a su perfil. Hurguemos un poco. Demos like a alguna publicación. Comentemos una imagen, un tuit, hagamos RT. Interactuemos.

Hagamos, ahora, lo contrario. Ubiquemos alguno de nuestros preferidos. Mirémoslo por última vez, saludémoslo en silencio. Durante los próximos tres, cuatro, cinco días, no le daremos más likes ni le compartiremos nada, no le responderemos posteos, no entraremos a su perfil ni ampliaremos sus fotos. Nada.

Hay que esperar. Tener un poquito de paciencia. La paciencia, a veces, hace magia.
Magia.

Porque en el fondo, las redes sociales son eso: un punto de encuentro que, en general, se retroalimenta siempre de lo mismo. Lo que queremos. Lo que buscamos. Lo que (parece que) somos.

Aunque no es magia: a partir de ahora, ese fantasma que seguíamos pero no recordábamos nos volverá a aparecer en el feed, como si siempre hubiera estado ahí. Y ese gran amigo de redes al que le felicitábamos cada invención irá desapareciendo de a poco de nuestra vista. Sí, va a seguir estando, no dejaremos de seguirlo, pero ya no será parte de eso que Twitter llama “lo que te puede interesar”, porque -claro- si dejamos de leerlo, de celebrarlo, la red pensará que ya no nos interesa más. ¿Por qué acaso nos va a interesar algo que no comentamos, no compartimos, no megusteamos?

Con o sin fórmulas de algoritmos, la realidad (la realidad de las redes) está ahí, a la vista, y no es muy diferente a la realidad de la vida 1.0 (la realidad por fuera de las redes). ¿Alguien quiere juntarse, salir, ver un partido, tomar algo o ponerse en pareja con gente que le cae mal, que no comparte intereses, que detesta? ¿Quién se junta los sábados a la tarde con amigos o amigas a no hablarse, a mirar para el costado? ¿Qué hincha de River se junta a ver el partido de River con hinchas de Boca y de San Lorenzo? En las redes pasa lo mismo: una especie de endogamia enfocada en afinidades políticas, gustos y placeres, e incluso odios y sarcasmos.

Por eso, las redes no nos muestran a todas las personas que seguimos (como en la vida offline no vemos a toda la gente que conocemos), no nos muestran todos los posteos de cada uno de nuestros seguidores, ni tenemos manera de encontrarlos si no los buscamos específicamente. ¿De qué depende que nos muestre a un usuario, a otro, más de uno de ellos, más de otro de aquéllos? De nosotros.
De nuestras interacciones.
De nuestros likes.
De nuestros retweets.
De nuestros comentarios.
De nuestro comportamiento.

Es, de alguna manera, un círculo vicioso, un microclima permanente. Vemos algo, nos gusta, la red nos lo vuelve a mostrar; buscamos alguna palabra, seguimos alguna cuenta, las red nos muestra términos o cuentas semejantes; entramos a una publicidad -por ejemplo, en Instagram-, entonces Instagram nos mostrará más publicidades como ésa, hasta el hartazgo. Y no se sorprendan si, además, mañana les llegara un mail ofreciendo algo que buscaron en alguna red o en Mercado Libre.

Nos están viendo. Todo el día. A toda hora. En línea.

Y nosotros los vemos, todo el día, a toda hora, pero sólo en línea. Dentro del microclima. El “¿viste eso que pasó en Twitter?” funciona sólo para los que forman parte del mismo microclima en Twitter (o elija su propia red). Algo de eso se ve con claridad en época de elecciones: todos creen que van a ganar, que son muchos, que vamos por todo o no vuelven más, que la gente está feliz o no aguanta esta realidad, que los alcanzamos o no nos pueden alcanzar. Porque están ahí. Todos estamos ahí. Y mucho, pero mucho tiempo.

Si bien ahora algunas empresas (como Apple o Google) desarrollaron aplicaciones para conocer el tiempo en pantalla de cada usuario en cada aplicación, las redes sociales nos quieren allí, expectantes, pasando tiempo, mostrándonos más y cada vez más, tentándonos con más fotos, más viajes, más “amigos”, más productos, más cosas que nos gustan. No es amor: es negocio. Es publicidad a la vista o entrelíneas, convenciéndonos sin que nos demos cuenta (claramente) de que un producto o un servicio es ideal. Además, como se demostró en los últimos años, nuestros datos y nuestros intereses también cotizan (muy alto). Pero ésa es otra historia.

“Las investigaciones muestran que cuando usamos las redes sociales para conectar con gente que nos importa impacta en nuestro bienestar”, dijo alguna vez el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. Según él, todo lo que pasa en Facebook es por nuestro bien. Por nuestro bien en 2009 terminó de mostrar el feed de manera cronológica para hacerlo por “popularidad” (cantidad de likes); por nuestro bien, dos años más tarde, Facebook anunció que mostraría “las cosas que más te interesen”, según sus criterios algorítmicos; por nuestro bien, otros dos años después, se advirtió que parte de los 100.000 factores de peso dentro del algoritmo estaba el “aprendizaje automático”; por nosotros, desde ya, en 2014 se sacó el criterio de “popularidad” como punto preferencial; también por nosotros, a principios de este año se anunció el fin de la prioridad para las páginas para volver a mostrar más los perfiles personales, la familia, los amigos (excepto a quienes promocionen sus páginas o publicaciones, claro).

Si bien ahora algunas empresas (como Apple o Google) desarrollaron aplicaciones para conocer el tiempo en pantalla de cada usuario en cada aplicación, las redes sociales nos quieren allí, expectantes, pasando tiempo, mostrándonos más y cada vez más, tentándonos con más fotos, más viajes, más “amigos”, más productos, más cosas que nos gustan.

Las redes, en definitiva, son esquemas de relaciones. Nos muestran más cosas de quienes más vínculo tenemos (en las redes). Nos ocultan a quienes no prestamos atención (en las redes). Por si te lo perdiste, te muestra lo que te perdiste (de likear o retweetear, porque “sabe” a lo que habitualmente le das like o RT, con quiénes te relacionás). De eso se trata: más nos gusta, más comentamos, más compartimos, más respondemos, más consultamos, más nos lo muestra. No tienen siquiera problema en admitirlo, como hizo Twitter hace unos meses al anunciar la nueva manera para mostrar los tweets en su cronología: “Ya hemos comprobado que la gente que ha usado esta tiende a retweetear y twittear más, generando más comentarios en tiempo real y conversación -decía la red del pajarito, para agregar, a modo de epílogo de esta nota, con una frase que muestra de manera impecable lo que creen los desarrolladores de redes, los dueños de gran parte de nuestro tiempo-, lo que es bueno para todos”.

Ni una menos: las cosas por su nombre

Violencia. Mujeres. Género. Crimen. Pareja. Mató. Acoso. Víctimas. Feminismo. Femicidio.

Son palabras. Son la evolución en la comunicación a partir de la evolución de la lucha de las mujeres: del «crimen pasional» y la «violencia doméstica», a la «violencia de género», la «violencia machista», los femicidios.

SOLO analizó los diarios Clarín y La Nación de 1998, 2008, 2015 (año del nacimiento de #NiUnaMenos) y los primeros cuatro meses de 2018 para relevar el tratamiento de la violencia contra las mujeres en los medios gráficos de mayor tirada en el país en las últimas décadas.

En el relevamiento se analizaron los términos «crimen pasional», «violencia machista», «femicidio», «violencia de género» y «violencia doméstica». Algunos de éstos no existían hace 20 años. Otros hoy se usan cada vez menos.

Los resultados son claros: en 1998 se encontraron sólo 3 notas con eje en la temática (violencia machista, a partir de la búsqueda de esos términos); en apenas un cuatrimestre de 2018 hubo 569.

 

También se evolucionó en el tratamiento de esas notas. A pesar del gran crecimiento en la difusión de la violencia de género, el uso de términos como «crimen pasional» o «violencia doméstica» se redujo proporcionalmente.


Términos que en 1998 no existían hoy son moneda corriente. En 2015 las cosas empezaron a decirse como son: violencia de género, violencia machista, femicidio.


Las nubes de palabras son elocuentes. ¿Qué se destacaba entonces en los medios analizados; qué se destaca ahora?

No hay manera de solucionar un problema si no se habla de él. No hay manera de abordarlo si la comunicación, si la información, no utiliza los términos correctos.

Con el #NiUnaMenos no nació un problema, creció una lucha. Y con ella, la necesidad de llamar a las cosas por su nombre.

Basta de femicidios.

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Producción: Daniela Pressacco y Nicolás Mirelman.

Diseño: Fernando Marco.

#8M: el aborto en los medios, palabra por palabra

Una palabra: aborto. Un debate: a favor o encontra de la despenalización. Una historia: ¿cuánto se avanzó en el tema en las últimas décadas?

SOLO realizó un relevamiento en los dos medios gráficos de mayor tirada, Clarín y La Nación, para observar cómo evolucionó el tema aborto en sus páginas, cuánto se habló del tema en 1998, en 2008 y en este 2018, y -sobre todo- cómo se habló.

Los resultados son contundentes: en todo 1998 hubo sólo tres notas en Clarín y en La Nación que tuvieron al aborto como eje de sus artículos, con las palabras «violación», «paciente»,  «médicos» y «vida» como algunos de los términos más utilizados.

Las 20 palabras más repetidas en las notas del 98:

  • violación (6)
  • paciente (6)
  • médicos (6)
  • secreto profesional (6)
  • médica (6)
  • vida (6)
  • decisión (5)
  • denuncia (5)
  • mujeres (5)
  • derecho (5)
  • Corte (5)
  • Plata (5)
  • hospital (4)
  • Cámara (4)
  • madre (4)
  • chica (4)
  • años (4)
  • juez (4)
  • país (4)
  • católicos (3)

 

En 2008 se pasó a 23 notas con aborto como eje de las mismas. ¿La palabra más repetida en esos artículos? Vida. La segunda: salud. La tercera: mujer.

Las 20 palabras más repetidas en las notas de 2008:

  • vida (67)
  • salud (59)
  • mujer (56)
  • embarazo (53)
  • mujeres (39)
  • ley (36)
  • médico (35)
  • violación (30)
  • contra (29)
  • proyecto (26)
  • penal (26)
  • interrupción (25)
  • casos (25)
  • presidente (24)
  • madre (24)
  • país (24)
  • médicos (22)
  • peligro (20)
  • Iglesia (20)
  • caso (20)

 

En sólo dos meses de 2018, enero y febrero, se contabilizaron 99 artículos publicados en Clarín y La Nación con el aborto como eje. La palabra más repetida en los mismos, por lejos, fue «debate».

Las 20 palabras más repetidas en las notas de 2018:

  • debate (274)
  • vida (180)
  • mujeres (177)
  • tema (177)
  • Congreso (157)
  • años (137)
  • favor (136)
  • proyecto (129)
  • contra (129)
  • ley (124)
  • discusión (113)
  • embarazo (111)
  • despenalización (108)
  • Macri (105)
  • Gobierno (104)
  • mujer (92)
  • legal (92)
  • legisladores (85)
  • Cambiemos (83)
  • salud (79)

En este gráfico se puede observar la evolución de la cantidad de artículos con eje en aborto, por año observado (siempre teniendo en cuenta que en 2018 se tomaron sólo dos meses).


En esta imagen, las nubes de palabras (mientras más grandes, más repetidas), también por año observado:


La lista de palabras muestra cambios rotundos en el tratamiento (cualicuantitativos) en los medios. El avance, también, se nota en las secciones que trataron y tratan el tema. El crecimiento en «política» es notorio. En la sección «salud», en cambio, el resultado es cero.


Los cambios que se observan en los últimos 20 años, tomando como referencias los años terminados en 8, marcan la realidad que vive actualmente la Argentina. En 2018 el aborto es un tema del que no sólo se habla más. También se debate.

 

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Por Equipo SOLO

Infografías Fernando Marco

Producción Daniela Pressacco y Nicolás Mirelman

Vinieron todos, qué falsos son

¿Se puede medir la pasión? Es la pregunta que siempre se hacen los amantes del fútbol, y la respuesta es una sola: no. Se puede medir la cantidad de gente, de entradas vendidas, de títulos, de gritos de gol, de amarillas o rojas, pero no la pasión.

Lo que también se puede medir es la veracidad de las cuentas de Twitter de los equipos de fútbol; sus seguidores reales, sus fakes. ¿Cuánto de lo que ostentan los equipos es real?

Así como SOLO midió -a través de la aplicación Twitter Audit (*)- la cantidad de fakes de funcionarios de gobierno, gobernadores y otros políticos, esta vez se mete en el mundo del fútbol. Con una certeza: no todo es lo que parece.

La mitad + 5

Boca lidera la tabla general de seguidores reales entre los 28 equipos que disputan la Superliga. Con más de 1.700.000 seguidores, está bien arriba, seguido por River, que tiene 300.000 menos.

El resto de los equipos está lejos, y el orden no altera las máximas del fútbol argentino: si grandes son los que más hinchas tienen, en Twitter los que más seguidores tienen son Boca, River, San Lorenzo, Racing e Independiente, en ese orden. ¿El sexto grande de la red? Estudiantes.

Los clásicos también dan su veredicto en cantidad de seguidores reales: Boca le gana a River, Racing a Independiente y San Lorenzo, por lejos, a Huracán.

En otros clásicos, Estudiantes supera a Gimnasia por 40.000 seguidores, Newell’s tiene 10.000 más que Central, Talleres 40.000 más que Belgrano, Colón 20.000 más que Unión, igual cantidad que Lanús sobre Banfield.

La diferenciación entre seguidores «reales» y seguidores totales es porque la cantidad de fakes que detectó Twitter Audit en las cuentas es abrumadora.

Si se contaran los fakes, Estudiantes e Independiente, por ejemplo, superarían a Racing en cantidad de seguidores, Talleres y Gimnasia harían lo propio con Newell’s, y Argentinos superaría a Unión, Lanús, Vélez, Atlético Tucumán y Tigre.

Dato de color: River tiene la mitad + 1 (por ciento) de sus seguidores reales. ¿Boca? La mitad + 5 (por ciento).

Goooouuuuu

La tabla porcentual de seguidores falsos (fakes) la lidera Argentinos (67%), y San Lorenzo es el primer grande en aparecer (segundo, con el 66%). Chacarita (3%) y Banfield (4%) son los más «transparentes».

Entre River y Boca suman 2.805.544 seguidores falsos, casi 800 mil más que los falsos de todos los demás equipos de la Superliga (2.038.568). De hecho, los dos gigantes del fútbol argentino tienen más seguidores falsos que reales todos los demás equipos (2.394.303)

Tener fakes, claro, no implica haber comprado seguidores, aunque marca una realidad no tan real, que -por cierto- es mundial.

Barcelona sólo tiene el 49% de sus seguidores reales; Real Madrid, el 54; Manchester United y Napoli, el 50%. Manchester City, Juventus, PSG, Bayern Munich, Atlético de Madrid, Inter, Milan… ninguno supera el 59%

Y no se salvan ni los dirigentes: el presidente de River, D’Onofrio, cuenta con un 47% de fakes, un promedio muy por encima de Blanco (3), Angelici (7) y Lammens (15).

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(*) Twitter Audit es una aplicación que realiza una auditoría de los seguidores que tiene una cuenta para devolver un resultado que discrimina entre seguidores reales y falsos (fakes). Para llegar a esa conclusión, la aplicación evalúa las distintas cuentas que siguen a otra cuenta en función de los tuits que escriben, la frecuencia con que lo hacen, la fecha del último posteo y la proporción que existe entre el número de seguidores y las cuentas a las que siguen. Así por ejemplo, una cuenta que siga a 10 mil cuentas y a la vez no tenga ningún seguidor será calificada como falsa.

En los medios: «Nadie resiste un Audit»

Estas son algunas de las notas que se publicaron en la semana del 12 al 17 de febrero, en referencia al relevamiento “Nadie resiste un Audit”, realizado por SOLO, donde se midió el porcentaje de seguidores falsos que tienen las cuentas de políticos de distintos partidos.

 

12 de febrero- Clarín

Relato Twitter: Cristina lidera un ranking de seguidores truchos

 

 

12 de febrero- Capital 97.7

Truchos: Mirá el ranking de los políticos con más seguidores falsos

 

 

12 de febrero- TN

Twitter: el ranking de los seguidores truchos de los políticos

Twitter: el ranking de los seguidores truchos de los políticos

Twitter: el ranking de los seguidores truchos de los políticos

Posted by TN Todo Noticias on Monday, February 12, 2018

12 de febrero- Big Bang

¿Todos truchos? El ranking de los políticos con más seguidores falsos en Twitter

 

 

12 de febrero- Primera edición, El Diario de Misiones

Cristina lidera en Twitter un ranking de seguidores truchos

 

 

13 de febrero- Diario Veloz

Todo trucho: el ranking de los políticos con más seguidores falsos en Twitter

 

 

 

13 de febrero- El Tribuno

El ranking de los políticos con más seguidores «truchos» en Twitter

 

 

13 de febrero- El Marplatense

Cristina lidera un ranking de seguidores truchos en Twitter

 

13 febrero- Aerom

DEBATE TRUCHOS / El Top 10 de funcionarios de Cambiemos con seguidores truchos en redes sociales

 

13 de febrero- Diario Registrado

Quiénes son los diez políticos de Cambiemos con más seguidores falsos

 

 

13 de febrero- Nexo Diario

El ranking de los políticos con más seguidores falsos en Twitter

 

13 de febrero- Am 1300 La Salada

Cristina es la política argentina con más seguidores truchos en Twitter

 

 

14 de febrero- REVOLUCIÓN POPULAR NOTICIAS

No dan más de truchos: el Top Ten de funcionarios macristas con más seguidores falsos en Twitter

 

 

14 febrero- Info 135

No dan más de truchos: el Top Ten de funcionarios macristas con más seguidores falsos en Twitter

 

14 de febrero- Notirio.com.ar

Todo trucho: el ranking de los políticos con más seguidores falsos en Twitter

 

14 de febrero- El país digital

¿Quiénes son los políticos con más seguidores «truchos» en las redes?

 

 

14 de febrero- Diario Anticipos

Hurlingham – Noticias Fake y Seguidores Falsos: Lucas Delfino encabeza solo y por lejos el ranking del Gran Morón con un 72 % de seguidores truchos

 

 

14 de febrero- Sitios Argentina

El ranking de los políticos con más seguidores falsos en Twitter

15 de febrero – Hurlingham al día

Lucas Delfino lidera un ranking de seguidores truchos en redes sociales

 

 

 

 

Nadie resiste un Audit

Facebook anunció recientemente una adecuación de sus contenidos: mayor visibilidad para los perfiles particulares y menor visibilidad para las páginas de marcas, personalidades y medios. En principio, la razón de dichas modificaciones se debe a las páginas y empresas de medios que hicieron de soporte a la viralización de noticias falsas y su efecto manipulador durante la última campaña de los Estados Unidos. “Facebook reveló a sus inversores que tenía al menos el doble de usuarios falsos que los estimados anteriormente, lo que indica que existen unas 60 millones de cuentas automatizadas en la plataforma de medios sociales más grande del mundo”, publicó hace algunas semanas el New York Times. Las consecuencias sobre la reputación de esa red fueron lógicamente negativas.
Los “fakes” o cuentas falsas, claro, no son exclusividad de Facebook. En su artículo La fábrica de seguidores, New York Times contó cómo se mueve “el mercado negro de las redes sociales”, un negocio millonario vinculado a la compra de seguidores falsos de Twitter y a la necesidad de “ser”, o al menos aparentar.
Empresarios, modelos, políticos, deportistas y otras celebridades estadounidenses cayeron en esta red de compra/venta de avatares que parecen reales –muchos tienen fotos de personas que están en Twitter- pero que no lo son. Se trata de cuentas creadas para esto: ser vendidas a quienes quieran tener más followers (seguidores) o ser usadas para compartir contenido que se aspira a promocionar sin dejar una huella tan visible.
Hay diferentes tipos de usuarios falsos, y pueden utilizarse de diferentes maneras, pero todos tienen un patrón común: saltan a la vista cuando se los pasa por un filtro, por alguna de las varias aplicaciones que dan cuenta de la falsedad de la cuenta.
Twitter Audit es una interesante aplicación que realiza una auditoría de los seguidores que tiene una cuenta para devolver un resultado que discrimina entre seguidores reales y falsos.
Para llegar a esa conclusión, la aplicación evalúa las distintas cuentas que siguen a otra cuenta en función de los tuits que escriben, la frecuencia con que lo hacen, la fecha del último posteo y la proporción que existe entre el número de seguidores y las cuentas a las que siguen. Así por ejemplo, una cuenta que siga a 10 mil cuentas y a la vez no tenga ningún seguidor será calificada como falsa.
En palabras de la misma plataforma: “este método de puntuación no es perfecto pero es una buena forma de saber si alguien con muchos seguidores es probable que haya aumentado su conteo de seguidores por medios inorgánicos, fraudulentos o deshonestos”.
Pasadas por el filtro de Twitter Audit o por alguna aplicación similar, prácticamente no hay cuentas que estén libres de pecado. Casi no hay persona, empresa o medio que esté 100% a salvo de esa clase de seguidores: hasta la cuenta oficial de Twitter es seguida por un 17% de cuentas falsas. En el caso de Facebook el 8% de sus seguidores en Twitter es falso.
La era de la comunicación virtual
Twitter es una de las plataformas de comunicación más utilizadas por los políticos para instalar temas de agenda en los medios de comunicación y en la opinión pública, para insertarse en el debate público, para generar controversias y hasta para hacer anuncios oficiales. La cantidad de seguidores de sus cuentas se convierte en un “arma” por su capacidad de influencia.
Así como cotizan monedas, existe un mercado negro de seguidores; los costos de compra de estos falsos seguidores o seguidores “blue” ascienden a 1 dólar cada 100 seguidores.
Según un Estudio de la Universidad del Sur de California 48 millones de cuentas de twitter son bots (cuentas robotizadas) que representan el 15% del total de 319 millones de cuentas de twitter.
La auditoría realizada sobre la propia cuenta  oficial de fue utilizada como criterio para establecer un corte en el conjunto de funcionarios y dirigentes del gobierno nacional: ¿quién tiene más del 17% de seguidores falsos?
En los gráficos que se presentan a continuación se observa el resultado de la auditoría realizada a las cuentas de twitter de funcionarios y dirigentes del Gobierno Nacional así como también a los Gobernadores de las distintas Provincias de la Argentina. Los datos se presentan ordenados de manera descendente en función del porcentaje de cuentas falsas detectadas.
En el top 10 –es decir, con mayor cantidad de seguidores falsos- de cuentas de funcionarios y dirigentes del Gobierno Nacional se encuentran 5 ministros, 1 senador, la vicepresidenta de la Nación y el vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y 2 funcionarios del Ministerio del Interior que encabezan la lista. Los valores oscilan entre el 77% y 53% de cuentas falsas.
Con valores similares (71% a 58%) se ubican 5 gobernadores correspondientes a las provincias de Salta, Neuquén, Ciudad de Buenos Aires, Mendoza y Jujuy. Cabe destacar que 3 de esas 5 tienen el mismo signo político que el Gobierno Nacional que ha hecho un culto al trabajo de posicionamiento y comunicación digital.
Para ponerlo en parámetros nacionales e internacionales: la ex presidenta Cristina Fernández es seguida por un 53% de cuentas falsas, mientras que el actual mandatario, Mauricio Macri, tiene un 41% de esos perfiles entre sus seguidores. En los Estados Unidos, el presidente actual Donald Trump detenta un 42% de seguidores falsos; su antecesor, Barack Obama, tiene “apenas” un 23%.
¿Podemos asegurar que Macri, sus ministros, funcionarios, gobernadores de diversos partidos, CFK, Trump y hasta Obama compraron seguidores? No.
¿Podemos decir que la realidad de muchas cuentas es que ostentan lo que no son? Sí.
Tener muchos seguidores en las redes sociales es “ser alguien”. Ahora bien, ¿se es alguien cuando más de la mitad de esos seguidores son falsos?
Ahí entra otra cuestión al análisis: muchos de esos seguidores de cuentas políticas forman parte de grupos que buscan influir en el proceso de formación de la opinión pública, ejércitos que no tienen dueños asumidos o descubiertos. Mientras se acusa a unos y a otros de poseer “call centers” para elogiar o cuestionar acciones de gobierno, las cuentas siguen ahí, incrementando cifras, ostentando popularidad y, desde ya, generando interacciones y falsas realidades.
Se sabe que, desde hace por lo menos un lustro, la comunicación digital pasó a ser fundamental para todo político con aspiraciones. Es cuanto menos un daño a la imagen la inflación de seguidores de estas características, pueda o no comprobarse la compra y vincularla al propietario.
En términos absolutos los seguidores falsos se cuentan de a cientos de miles:
1) C. Kirchner = 2.800.000 (53%)
2) M. Macri = 1.900.000 (41%)
3) H. Rodríguez Larreta = 920.000 (63%)
4) S. Massa = 648.000 (61%)
5) G. Michetti = 627.000 (60%)
6) M.E. Vidal = 546.000 (40%)
7) E. Carrió = 542.000 (53%)
8) P. Bullrich = 501.000 (58%)
9) M. Peña = 410.000 (53%)
10) G. Dietrich = 256.000 (60%)
Entre los gobernadores encabezan el listado de políticos auditados con mayor proporción de seguidores falsos: Juan Manuel Urtubey (Salta), con el 71% de seguidores falsos, y Omar Gutiérrez (Neuquén), con el 66%.
En el universo Cambiemos, el líder de esa oscura tabla es el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta (63%), seguido por la vicepresidenta, Gabriela Michetti (con el 60%). Destacan aquí por sus escandalosos valores, dos funcionarios del Ministerio del Interior: Ricardo Giacobbe (77%) y Lucas Delfino (72%), dirigentes de Berazategui y Hurlingham, respectivamente.
Mientras tanto, Twitter ya advirtió en numerosas oportunidades que trabaja para intentar ponerle un freno a la compra/venta de seguidores –que de demostrarse podría terminar en la suspensión o bloqueo de la cuenta– y aparición de cuentas falsas, algo que no parece muy sencillo de lograr. Mientras Facebook tomó nota y pegó un volantazo hacia una verificación más exhaustiva y hacia una promoción del contenido más familiar, Twitter mantiene sus reglas laxas, algo que no parece preocupar demasiado a quienes disfrutan de sus retweets, de las fakes news, de los elogios comprados (¿por quién?) y las defensas de modelos (sea cual fuere ese modelo). Porque tener miles de seguidores da “poder” y brillo; aunque el oro sea falso.

Por Martín Romeo y Javier Schurman
Director estratégico y Director de contenidos de SOLO Comunicación

Infografías Fernando Marco
Director creativo de SOLO Comunicación

Producción Nicolás Mirelman

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Política en tiempos de redes sociales: a la caza de los votos virtuales

Las redes sociales nos atraviesan. Y cuando lo hacen, tocan diversos temas de interés, incluso la política.
¿No es que la política no le importa a nadie? Importa. Y en las redes, hay mucha gente hablando de política todo el tiempo.
En época de elecciones, esta realidad virtual toma más fuerza: un 32% se informa -en parte- a través de lo que ellos dicen.
Se puede pensar: nadie va a decidir su voto por lo que lee de política en las redes. ¿Y si esa persona sólo se informara por esa vía?
Los medios de comunicación cambiaron. Y también la manera de informarse. ¿Cuántos leen el diario en papel u online? ¿Cuántos no leen diarios pero usan redes y sacan información y conclusiones a partir de ellas?
Los políticos saben esto y hoy todos usan redes. La comunicación online dejó de ser apéndice: hoy tiene equipos propios en cada una de las campañas.
Si un 17% consulta las redes antes de definir su voto, ¿por qué no buscarlo? ¿Por qué no seducirlo sin moverse del sillón?
De esto, de la política en redes, nos ocupamos en SOLO Comunicación con esta encuesta.

 

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La provincia de Buenos Aires es el distrito electoral más grande de la Argentina, reside en ella el 39% de la población. Su población es similar a la de Ecuador o de Holanda. La provincia de Buenos Aires es como un país dentro de la Argentina y en ella se emiten 37 de cada 100 votos argentinos.

El estudio de SOLO Comunicación se realizó allí, donde más pesan los votos.

Los siguientes datos corresponden directamente a la relación entre consumo de redes sociales, actitudes y comportamientos respecto a la política.

 

  • El 41% comparte contenidos políticos en sus propias redes sociales.
  • El 38% busca en redes sociales qué opinión tiene los candidatos respecto a temas que son de su interés particular (ejemplo: aborto, derechos humanos, jubilaciones, etc).
  • El 33% comparte contenidos de dirigentes políticos en sus propias redes sociales.
  • El 32% se informa a partir de lo que los políticos dicen en redes sociales.
  • El 28% sigue a políticos en redes sociales.
  • El 17% consulta las redes sociales de los candidatos antes de decidir su voto.

 

La política está de algún modo capilarizada. Es significativa la proporción de entrevistados que comparte contenidos políticos en sus propias redes sociales o busca saber qué opinan los candidatos respecto a temas que son de su interés; contrario al discurso de los que dicen “la política no le importa a nadie”. Seguramente, la política no sea el tema de principal atracción para las mayorías incluso para aquellos que comparten contenidos políticos en sus propias redes sociales pero el acto de compartir es un indicador de algún grado de interés.

A medida de que nos acercamos a los “actores” (los políticos) de la política, se reduce la acción de compartir contenidos de dirigentes o seguir sus pasos y acciones digitales.

Finalmente, el 17% consulta las redes sociales de los candidatos antes de decidir su voto.

Bien podríamos decir que 17 de cada 100 votos se dirimen, de algún modo, en esas plataformas de comunicación. Los políticos lo saben.

En resumen:

  • En las elecciones de 2007 sólo una minoría de dirigentes y candidatos tenían redes sociales bajo el supuesto de que “había que estar en redes sociales” sin definirse el propósito por el cual “estar”.
  • En las elecciones de 2011 la mayoría de los dirigentes y candidatos tenían redes sociales aunque sólo una minoría las utilizaba naturalizando la esencia de estas plataformas de redes de personas que se basan en la escucha activa. En cambio, el uso incorrecto de esa mayoría se limitaba a replicar el formato de gacetillas de prensa.
  • Siguiendo con este hilo y en referencia a las elecciones del 2015, se ha llegado de decir que Mauricio Macri es el primer presidente “de las redes sociales”.
  • En la actualidad, ya casi no quedan políticos que prescindan del uso de estas herramientas de comunicación. Desde candidatos a presidentes hasta candidatos a concejales. Todos, salvo alguna rara excepción, utilizan las redes. Y en época de campaña, muchos son los que tienen equipos de comunicación digital propios.
  • Para tomar una dimensión de la importancia de ese 17% de personas que consulta las redes sociales de los candidatos antes de decidir su voto, es un buen ejercicio compararlo con los recientes resultados de las elecciones PASO en la Provincia de Buenos Aires.
  • Si estas personas formaran un partido político hubieran salido terceros, hubieran incluso sacado más votos que Sergio Massa y la mitad de los votos que quien ganó la elección.

La vuelta de CFK desde las nubes

El acto que la ex presidenta Cristina Fernández protagonizó el martes 20 en el estadio de Arsenal fue tema principal en las redes sociales (trending topic en Twitter, con variantes a favor y en contra) y también en los medios.

CFK, según Clarín

Las notas principales de cinco diarios o diarios online del país reflejaron el regreso oficial de CFK a un evento masivo, y lo hicieron a su manera. ¿Qué palabras usaron en sus textos? Eso es lo que analizamos en SOLO Comunicación.

En la nota central del diario Clarín hubo tres palabras destacadas (Cristina, más y estadio), y en un segundo lugar

La Nación y las palabras sobre el acto de Unidad Ciudadana

aparecen escenario, Arsenal, Macri, presidente, ex-presidenta. Un poco más allá, un término no menor: pasado.

 

En La Nación, Cristina fue también -junto con más– el término más repetido, pero en un segundo orden conviven más palabras que en Clarín: Gobierno, movimiento, escenario, personas, discurso, Cambiemos y -nuevamente- pasado

  La nube de Perfil

Los dos diarios de mayor tirada del país tienen algo en común: sus notas tuvieron parte del eje puesto en lo que ven como un cambio en la puesta en escena, un reposicionamiento de CFK en el escenario y en el discurso.

Diferente es lo que se ve -a través de las palabras- en otros medios, como Tiempo Argentino, Perfil y Página 12. Los dos primeros tienen Cristina y vida como ejes de sus discursos, aunque en Tiempo CFK

La nube de Tiempo

comparte el liderazgo entre las palabras más usadas y tiene, por detrás, lejos, muchos términos en igualdad de repetición. Perfil suma sociedad y todos al top five de menciones.

Tiempo tiene, además, una de las notas más extensas: 9.800 caracteres y más de 1.600 palabras para contar el lanzamiento de Unidad Ciudadana.

Página 12 en palabras

En extensión sólo es superada por Página 12: alrededor de 11.500 caracteres, unas 2.000 palabras. ¿Qué palabras? En este diario es donde más diferencias se marcaron.

En Página conviven Cristina junto a Kirchner y peronismo, pero también aparecen -destacados- otros términos: Duhalde, octubre, Buenos Aires, provincia y bonaerense demuestran que el análisis sobre las próximas elecciones legislativas fueron una prioridad en el eje temático de la nota.